Hay que saber que no existe pais sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas.

domingo, 30 de mayo de 2010

Nocturno VIII

Aquí, solo en la noche, ya es posible la muerte.
Morir es poca cosa si tu amor está lejos.
Puedo cerrar los ojos y apagar las estrellas.
Puedo cerrar los ojos y pensar que ya he muerto.
Puedo matar tu nombre pensando que no existes.
Ahora, solo en la noche, sé que todo lo puedo.
Puedo extender los brazos y morir en la sombra,
y sentir el tamaño del mundo en mi silencio.
Puedo cruzar los brazos mirándote desnuda,
y navegar por ríos que nacen en tu sueño.
Sé que todo lo puedo porque la noche es mía,
la gran noche que tiembla de un extraño deseo.
Sé que todo lo puedo, porque puedo olvidarte:
Sí. En esta sombra, solo, sé que todo lo puedo.
Y ya ves: me contento con cerrar bien los ojos
y apagar las estrellas y pensar que me he muerto.

"Hope" de Michael Whelan

sábado, 15 de mayo de 2010

Brindis

He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío:
una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.
Y he aquí que, lentamente, las dos rosas deshojo:
la roja, en vino blanco; la blanca, en vino rojo.

Al beber, gota a gota, los pétalos flotantes
me rozarán los labios, como labios de amante;
y, en su llama o su nieve de idéntico destino,
serán como fantasmas de besos en el vino.

Ahora, elige tú, amiga, cuál ha de ser tu vaso:
si éste, que es como un alba, o aquel, como un ocaso.
No me preguntes nada: yo sé bien que es mejor

embriagarse de vino que embriagarse de amor...
Y así mientras tú bebes, sonriéndome- así,
yo, sin que tú lo sepas, me embriagaré de tí...

"Prudence" de Michael Whelan

martes, 11 de mayo de 2010

La Copa de Diamante

Tal vez por un capricho más triste que galante
cuente un día una historia que casi no es de amor.
Tal vez estés ausente, o acaso estés delante,
pero si estás delante lo contaré mejor.

Diré que hubo una copa tallada de diamante,
una flor sin rocío y un blanco surtidor.
Pero aunque se moría de sed un caminante
le negaron el agua para regar la flor.

Como ves es una historia que puede no ser mía,
pues habla de un suceso que ocurre cada día;
burlar a un vagabundo, negar una merced.

Pero al fin de este cuento vulgar y cotidiano,
tú sentirás la copa de diamante en tu mano,
y yo estaré de nuevo muriéndome de sed.

Jose Angel Buesa