Hay que saber que no existe pais sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas.

lunes, 29 de marzo de 2010

Perdoname

Poema para pedir perdón a un Hombre o Mujer
 
Perdóname… si he ofendido tu corazón;
por no ser como realmente quieres y deseas que fuera.
Perdóname… por todos los sufrimientos que te he causado;
por las decepciones que te he causado en la vida.
Perdóname… por pretender que me ames tanto
y más de lo que yo a ti.
Perdóname… por querer que me perdones;
por brindarte tantas desdichas en la vida.
Perdóname… por todas las tormentas que te he causado,
y todas las angustias.
Perdóname… por todas tus desilusiones;
por quererte tanto.
Perdóname… por pretender tenerte para mí;
por este egoísmo.
Perdóname… por todas las penurias que has pasado conmigo;
por querer cambiar para ti y en el intento fallarte.
Perdóname…por insistir tanto por tu amor,
por mi desesperación.
Perdóname… por quererte brindar lo mejor de mi
y desilusionarte al final.
Perdóname… por todas las veces que he llorado por tu amor.
Perdóname… como yo soy capaz de perdonarte.
Si me amas tanto, perdóname…
Perdóname… por amarte tanto.

martes, 23 de marzo de 2010

¡Los suspiros son aire y van al aire!

¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú a dónde va?


Gustavo Adolfo Bécquer

domingo, 21 de marzo de 2010

Mejor no quiero verte

Mejor no quiero verte... sería tan sencillo
cruzar dos o tres calles... Y tocar en tu puerta.
Y tú me mirarías con tus ojos sin brillo
sin poder sonreírme con tu sonrisa muerta.

Mejor no quiero verte... porque va a hacerme daño
pasar por aquel parque de la primera cita.
Y no sé si aún florecen los jazmines de antaño
ni sé quién es ahora la mujer más bonita.

Mejor no quiero verte... porque andando en tu acera
sentiré casi ajeno todo lo que fue mío.
Aunque es sólo una esquina donde nadie me espera
y unos cristales rotos en un balcón vacío.

Sí... seguiré muriendo de mi pequeña muerte
de hace ya tantos años el día que me fui
pues por no verte vieja... mejor no quiero verte,
pero tampoco quiero que me veas tu a mí.

Jose Angel Buesa

jueves, 18 de marzo de 2010

Poema de la despedida

Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho...no sé si te amé poco
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mi...
pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti

Jose Angel Buesa

lunes, 15 de marzo de 2010

A Kempis

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grande ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...,

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

Amado Nervo

viernes, 12 de marzo de 2010

Alma desnuda

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al inviemo que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
Alfonsina Storni

martes, 9 de marzo de 2010

Tus cinco toritos negros

Contra mis cinco sentíos,
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo, ..
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

Barreras puse a mis ojos,
tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mi boca,
tu boca las hizo leño.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las prendió fuego.
Barreras puse a mis manos,
las hizo sombra tu pelo.
y puse barreras duras
de zarzamora a mi cuerpo,
y saltó sobre las zarzas
el tuyo, torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

Y luego monté mis ojos
sobre un caballo de miedo;
tus ojos me perseguían
como dos toritos negros.
y luego metí mis manos
bajo un embozo de fuego;
...tu pelo se me enredaba
igual que un torito negro.
y luego junté mi boca'
contra la cal de mi encierro;
...tu boca estaba acechando
igual que un torito negro.
y luego mordí mi almohada
para contener mi beso;
tu beso me corneaba
igual que un torito negro;
y luego arañé mi carne,
de tentación y deseo,
para que no gritara
que yo te estaba queriendo;
y tu cuerpo encandilado
mimbre, luna, bronce y fuego
se me plantó ante mis ojos
igual que un torito negro.

¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!

El aire del cuarto estaba
temblando con tu recuerdo.
Cien caballos en mis venas,
al galope por mi cuerpo;
y yo, jinete sin rienda,
luchando por contenerlos.
Cien herreros en mi boca,
trabajando con mis besos,
y yo queriendo ser fragua
para poder deshacerlos.

Cien voces en mi garganta
gritándome que te quiero,
y yo, ¡mentira infinita!,
gritando que no te quiero.
Salí a por aire al balcón...
me tropecé con el cielo;
aquel cielo quieto y hondo,
verde, blanco, azul y negro,
igual que el de aquella noche
de nuestro primer encuentro,
en que me hirieron al paso
tus cinco toritos negros.

Y me acordé de aquel aire
que jugaba con tu pelo
como un niño a quien le gustan
los caracolillos negros.

Y me acordé de aquel rayo
de luna, fino y torero,
que puso dos banderillas
de luz en tus ojos negros.

Y de aquel dolor de labios
que nos quedó de aquel beso,
y de aquel dolor de brazos,
y de aquel dolor de huesos
y de aquella caracola
de amor, que quedó por dentro
con un mar de amor dormido;
 ¡que te quiero!, ¡que te quiero!"
y se me escapó la voz..,;
grité: " ¡Te quiero!, ¡te quiero!"
Y ya no junté mi boca
contra la cal de mi encierro,
y ya no mordí mi almohada
para contener mi beso,
y ya no arañé mi carne
de tentación y deseo.
Pegué mi boca a tu boca,
junté mi beso a tu beso,
y otra vez aquel dolor
de cintura, brazo y huesos...
pensando en aquella noche
de nuestro primer encuentro.

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!

Aunque no puedo quererte,
¡te quiero!.
Aunque no debo quererte,
¡te quiero!
Aunque en cunas de tu casa
se está meciendo un almendro
¡te quiero!

Aunque yo tengo dos lirios
que se me cuelgan del cuello,
¡te quiero!

y aunque ponga mis barreras
de zarzamora y sarmiento
para que nunca la salten
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.

¡Te quise siempre! ¡Te quise!
¡Te quiero siempre! ¡Te quiero!


Manuel Benitez Carrasco